La Energía Solar
Durante el presente año, el Sol arrojará sobre la Tierra cuatro mil veces más energía que la que vamos a consumir. Esta energía puede aprovecharse directamente, o bien ser convertida en otras formas útiles como, por ejemplo, en electricidad. Sería poco racional no intentar aprovechar esta fuente energética gratuita, limpia e inagotable que puede liberarnos de la dependencia del petróleo o de otras alternativas poco seguras, contaminantes o simplemente, agotables.
Esta energía solar esta sometida a continuas fluctuaciones y a variaciones más o menos bruscas. La radiación solar es menor en invierno, precisamente cuando más la solemos necesitar. Básicamente, recogiendo de forma adecuada la radiación solar, podemos obtener calor y electricidad. El calor se logra mediante los captadores o colectores térmicos, y la electricidad, a través de los llamados módulos fotovoltaicos.
El calor recogido en los colectores puede obtener agua caliente para consumo doméstico o industrial, dar calefacción a nuestros hogares e incluso climatizar piscinas. En los países árabes ya funcionan a pleno rendimiento acondicionadores de aire que utilizan eficazmente la energía solar. Las células solares, dispuestas en paneles solares, ya producían electricidad en los primeros satélites espaciales, no contaminan, no producen ningún ruido en absoluto, no consumen combustible y no necesitan mantenimiento. El coste de la factura de luz sería sólo una fracción del que alcanzaría sin la existencia de la instalación solar.
Durante el presente año, el Sol arrojará sobre la Tierra cuatro mil veces más energía que la que vamos a consumir. Esta energía puede aprovecharse directamente, o bien ser convertida en otras formas útiles como, por ejemplo, en electricidad. Sería poco racional no intentar aprovechar esta fuente energética gratuita, limpia e inagotable que puede liberarnos de la dependencia del petróleo o de otras alternativas poco seguras, contaminantes o simplemente, agotables.
Esta energía solar esta sometida a continuas fluctuaciones y a variaciones más o menos bruscas. La radiación solar es menor en invierno, precisamente cuando más la solemos necesitar. Básicamente, recogiendo de forma adecuada la radiación solar, podemos obtener calor y electricidad. El calor se logra mediante los captadores o colectores térmicos, y la electricidad, a través de los llamados módulos fotovoltaicos.
El calor recogido en los colectores puede obtener agua caliente para consumo doméstico o industrial, dar calefacción a nuestros hogares e incluso climatizar piscinas. En los países árabes ya funcionan a pleno rendimiento acondicionadores de aire que utilizan eficazmente la energía solar. Las células solares, dispuestas en paneles solares, ya producían electricidad en los primeros satélites espaciales, no contaminan, no producen ningún ruido en absoluto, no consumen combustible y no necesitan mantenimiento. El coste de la factura de luz sería sólo una fracción del que alcanzaría sin la existencia de la instalación solar.
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